RSS

martes, 28 de abril de 2009

HISTORIAS DE FANTASÍA.

























Mis verdaderos amigos.


Noche de Karaoke, ¿Quien dijo que era divertido?
El tipo que cantaba era desafinado, su voz era chillona y la gente lo alentaba.
Pobre, no sabía que mis amigos lo único que hacían era burlarse.
Mire hacia la calle y suspire.
- ¿Vamos hombre no es tan malo?- Me dijeron.
Los mire a todos y vi que otro vaso estaba frente a mí, tomándolo mire hacia fuera ¿Quien había dicho que el licor te hacia olvidar?
Entonces mis ojos vieron al perro, solo había un perro que podía andar con una pañoleta de lentejuelas doradas al cuello.
Mis ojos la buscaron hasta que la encontré.
Se veía hermosa, aún con su gran abrigo rosa que la protegía del frió y aquella bufanda que cubría su boca. No podía pasar desapercibida para mí.
Me levante rápidamente, tenía que buscar otra oportunidad. Fui hacia las escaleras y baje con rapidez, cruce la calle sin mirar a los lados y los bocinazos llamaron su atención.
Sus ojos se mantuvieron fijos en mí hasta que me puse frente a ella.
- Hola – Dije tratando de tomar aire.
- ¿¡Estás loco!? Casi te atropellan – Me grito.
Mire hacia la calle y sonriendo conteste.
- Bueno, pero no paso –
- Pero podrías haber provocado un accidente – Me reprocho.
- Lo siento – Conteste bajando la cara.
No dijo nada.
Volví a mirarla, esos ojos claros y puros me cortaban el aliento.
- Yo... quería pedirte disculpas – Dije.
Ella bajo la vista y se froto las manos, las mire y vi que iba sin guantes, me metí las manos al bolsillo y saque los míos, se los puse mientras ella me decía que no era necesario.
- Lo es – replique – Sé lo delicada que son tus manos-
Quiso retirarlas pero se las retuve, quería sentirlas otra vez.
Un leve carraspeo logro que con rapidez guardara sus manos en los bolsillos.
Era Esperanza.
- Eh... yo seguiré paseando al perro – Dijo.
- Espérame – Pidió ella.
Esperanza se detuvo y la miro, luego sus ojos se detuvieron en mí.
Suspirando volví a mirarla.
- Yo, quiero que me disculpes – Pedí otra vez.
- Ya lo dijiste ¿Estas borracho? – Pregunto.
Baje la mirada.
- No puedo creerlo – Agrego ella.
La mire y vi en sus ojos la molestia que le producía mi aliento a licor y cigarrillos.
- Lo siento- Dije otra vez.
- ¡Lo siento, lo siento! ¿Es lo único que puedes decir?— Contesto exasperada.
- Bueno, te podría decir más pero... es lo primero que se me viene a la cabeza – Explique.
Frunció el ceño y miro a su amiga.
- Escucha, sé que no quieres verme pero... – Trate de decir cuando la escuche tomar aire.
Lo había logrado, estaba enojada otra vez.
- ¿Cómo te atreves a decir que yo no quiero verte? ¿Acaso fui yo quien se fue con la Soledad? –Pregunto más molesta aún.
- No es lo que crees- Trate de excusarme.
- ¿¡Que no!? ¡Todos te vieron! Me dejaste a un lado por ella. – Pateo el suelo con su bota azul.
Mire a Esperanza a ver si me ayudaba y esta miraba hacia la plaza.
- Alegría, mira... fue... yo...cielos... lo siento - Tartamudee.
Ella bajo la vista.
- Todo por qué ella es más bonita ¿Verdad?- Dijo con voz apagada.
- ¿Como dices eso? No hay nadie más hermoso que tu – Contesté.
- Mentiroso – Replico ella.
Mire a Esperanza y ella me abrió los ojos con un gesto de que siguiera con mi disculpa.
Lo mejor era contar todo, Verdad me lo había aconsejado un par de días atrás.
- Esa vez tuve un mal día, todo salió mal el trabajo, mi familia, todo... vine aquí y estaba ella... Te juro que fue solo como amigos – Me excuse mirando mis zapatos.
- ¿Amigos? la Soledad no tiene amigos, anda con todo el mundo- Dijo con reproche.
Suspire. Ella tenía razón. Mire nuevamente a Esperanza y ella me hacía gestos alentándome.
- ¿Por qué no me crees? – Pregunté.
Alegría me miro, tenía los ojos llenos de lágrimas.
- Yo te creo, lo que me molesta es que cada vez que te pasa algo busques ayuda por otra parte ¿Porque siempre me haces a un lado? – Pregunto.
Cerré los ojos y me metí las manos al bolsillo. Ella tenía razón, siempre la tenía.
- Aún no sé porque lo hago. O sea sé... no quiero que andes cargando conmigo y mis problemas. No te lo mereces – Contesté.
- ¿Una carga? ¿En verdad crees que eso significas para mí?- Pregunto.
Tome aire y mire hacia el bar, las luces del letrero eran atrayente “Depresión” que bien le quedaba ese nombre. Siempre que me pasaba algo venía a dar al mismo lugar.
La mire nuevamente y acerque mi mano para secarle una lágrima que corría por su mejilla.
- Yo te necesito tanto... me has hecho mucha falta... no puedo dormir pensando en ti... y cada vez que lo hago se me aprieta el corazón y llamo a Pena, cuando cuelgo el teléfono prendo el mp3 y escucho una y otra vez la canción de las lagrimas.-
Sentí sus brazos alrededor de mí y apoye mi cabeza sobre la cabeza de ella. No soportaba oírla llorar.
- Si no me perdonas no sé que voy a hacer- Murmuré.
Una patada en la canilla me sorprendió. Ella molesta se alejo de mí.
Otra vez se había enojado.
- ¡Claro que si lo sabes! ¡Cruzaras la calle y nuevamente te meterás a ese antro a beber con esos patanes!- Me grito apuntando hacia el bar.
Mire y ahí estaban sonriendo, Pena saludo con su jarra mientras Culpabilidad me hacía gestos de que volviera, Pesar movía sus manos y había llegado Soledad.
Era tan diferente a Alegría.
Entonces mire a Alegría y está girando se fue. Esperanza me miro y modulo “Insiste”.
Mire como se iba hasta que doblo la esquina, lo hubiera dado todo por una mirada.
Mire hacia el bar, Soledad me llamaba.
No podía seguir así, metiendo las manos al bolsillo comencé a caminar, tenía que haber otra solución.
Seguí los pasos de ella pero antes de llegar a la esquina me encontré con Cobardía, este me sonrió y pregunto por el resto. Lo mire y él se puso serio.
- ¿Paso algo?- Pregunto.
Mis ojos se humedecieron.
- Vamos, en la depresión nos esperan, ahí me contaras que ocurrió- Dijo mientras pasaba el brazo sobre mi hombros y volvíamos al bar.
Al sentarme a la mesa nadie dijo nada. Angustia, el dueño de aquel bar preparo un trago de tristeza y melancolía.
Ellos procuraban hacerme reír con sus ocurrencias, pero no lo lograban, así que bebí hasta dejar de pensar.
- ¿Quieres que te acompañemos a tu casa?-
Mire a Soledad que me sonreía junto con Compasión. Me había dormido. Mire la hora y me levante. Salí con todos ellos del bar, mientras, Angustia se despedía.
El cielo comenzaba a clarear así que de seguro se quedarían en mi casa tomando desayuno.
Pero entonces al doblar la esquina los vi.
Estaban apoyados en un auto verde limón. Amistad, Valentía y Fuerza.
Otra gresca, pensé.
Mire hacia la calle y vi mi escape, si lograba cruzar seguramente evitaría aquello y si tenía suerte me atropellaría un auto y acabaría con todo.
- Muy bien ¡Se acabo! y ustedes será mejor que se vayan a sus casas y dejen a este muchacho a mi cargo.-
Era la voz de Valentía.
Alegría se asomo por la ventanilla, cruzando miradas con Soledad.
Cariño se asomo y les saco la lengua.
- Él está con nosotros porque quiere, nadie lo obligo – Contesto Culpabilidad.
- Pero te informo que ahora se va con nosotros – Informo Amistad.
Pocas veces veía a Amistad tan molesta, entonces Valentía camino hacia mí agarrándome por la chaqueta y me llevo al auto.
- i Te vuelvo a ver en ese bar y te juro que te partiré la cabeza! – Dijo en tono amenazante mientras me tiraba dentro del auto.
Quede al lado de Alegría, Esperanza y Fe entraron empujándome contra ella.
- Déjame espacio! – Exclamo Fuerza empujando.
- No me aprietes – Chillo Esperanza.
- ¿Por qué no te compras un auto más grande?- Pregunto Valentía.
Este apretó a Cariño contra el chofer.
Entonces me di cuenta de quien conducía.
Amor me miro por el espejo.
- ¿Estás bien? – Pregunto.
Un nudo se me hizo en el estomago, sentí ganas de llorar, hace tiempo que no lo veía.
- Vamos hermano, ¿No vez que se siente pésimo? – Dijo cariño.
- Obvio, si huele a Tristeza – Agrego Esperanza abriendo la ventana.
- ¿No te da vergüenza beber de ese modo?- Pregunto Alegría.
Baje la vista apesadumbrado.
- Si... Nunca quise que me vieras así – Respondí en voz baja.
- Pues te acostumbraras entonces a “No beber” porque no te voy a dejar solo- Dijo ella.
La mire y sentí que el corazón golpeaba fuerte en mi pecho.
- ¿Entonces me darás otra oportunidad?- Pregunte perdiéndome en su mirada.
El rubor le tiño las mejillas mientras Esperanza carraspeaba. Alegría bajo la cara.
Sentí las cálidas manos de ella entre las mía, me puso los guantes mientras decía.
- Te daré todas las oportunidades que necesites hasta que creas que soy la indicada para tu corazón –
- Hay que tierno – Dijo Fe.
Ahora alegría y yo estábamos ruborizados.
Amor encendió el motor y partimos.
- Entonces ¿Donde vamos?- Pregunto Cariño mirando a su hermano.
- Que tal si vamos a la casa de Felicidad – Propuso Amor.
- Si, estará encantada de verte de nuevo, y así aprovechas de dormir la mona – Agrego Fuerza.
- Si, yo quiero ir ¿Supieron que Animo tuvo cachorros?- Exclamo Fe.
- Uno es mío – Dijo Alegría.
- Pero ya tienes uno – Comento Cariño.
- Pero él no – Explico Alegría apoyándose en mi hombro.
Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo.
En ese momento Esperanza me puso en la mano un papelito rosa que olía a dulzura.
- Si tienes algún problema quiero que me llames – Dijo sonriendo.
- ¿Oye tienes más de esos papeles? También quiero darle mi número.- Pregunto Fuerza.
De pronto mis manos estaban llenas de papeles rosas con los números de mis amigos.
- Gracias – Dije.
- ¿Por qué? – Pregunto Esperanza.
- Por venir por mí – Respondí.
- ¡Oh vamos! Somos tus amigos, estábamos preocupados por tu desaparición pero nos llamo Alegría pidiendo ayuda y aquí estamos. Para todo lo que necesites, excepto compasión, no es mi especialidad – Explico Fuerza.
- Espero que te quede claro que nuestras intenciones es estar contigo en todas partes – Dijo Fe.
Sonreí y los mire.
- Gracias – Volví a pronunciar.
- Me vas a hacer llorar – Dijo Cariño.
Pero Amor se las arreglo para pasar sobre un bache que nos sacudió y nos apretó unos contra otros, nos pusimos a reír.
Tenían toda la razón. Era bueno contar con ellos.
Es bueno estar con ustedes.
Es bueno que todos lo sepan.
Gracias.


Saludos a todas/os.

En primer lugar deciros que todas/os en algún momento nos hemos sentido muy solos y tristes. PERO pasado un tiempo nos damos cuenta de dónde están nuestros verdaderos amigos y con quiénes debemos estar. Quiénes nos aprecian y nos quieren por lo que somos y no por lo que pueden sacar de nosotras/os.

El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica.
Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.
El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella.
Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Martin Luther King

Con todo esto les manifiesto que nunca me importaron las trabas, las zancadillas y las mentiras, SÍ ME MOLESTARON, pero lejos de amilanarme ME FORTALECEN Y ME CRECEN Y PIENSO SEGUIR ADELANTE SIENDO CÓMO SOY, HACIENDO LO QUE SOY Y GUIÁNDOME POR MI CONCIENCIA.

Para todas/od aquellos que intentan minarme, OLVÍDENSE ...

Hasta pronto. Sed buenos y pecad mucho. Nieves.