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domingo, 22 de junio de 2008

LA FIESTA DE PADRES E HIJOS.



Cuando la vida nos sonríe resulta fácil decir esto, sin embargo, ya sea en primer o segundo plano, el dolor y las contrariedades siempre nos acompañan. Cuando hay momentos difíciles ¿se podrá decir que la familia es una fiesta? ... Para muchos de nosotros es hasta imposible, pero desde una antropología trascendente se puede hacer del sufrimiento un trampolín hacia una gran alegría.

Los padres como líderes de sus hijos y anfitriones de la gran “fiesta” deberán “invitar” a su familia a tener y mantener la esperanza, proporcionando fundamentos sólidos y perennes para enfrentar a sus hijos con su realidad y hacerles comprender el sentido de la vida, el sentido del cansancio, de las dificultades y del sufrimiento. Y así, procurarán liberar a sus hijos de búsquedas innecesarias, capacitándolos para que disfruten en todo momento de su propia realidad, sin descompensaciones ni escapismos.

Organizar la gran fiesta, no es buscar por todos los medios entretenerse y divertirse para no aburrirse. Esta es la gran paradoja; la sociedad de la diversión se aburre.
Los padres, y con ellos sus hijos, se aburren cuando comprueban que la novedad material ilimitada no existe y se frustran al esperar extraordinarios, en un mundo ordinario de familia y trabajo.

El padre que quiere hacer de su familia una fiesta busca también la novedad, pero su novedad no se limita a lo que ofrece el ambiente, sino que es capaz de encontrar una novedad interior y ve cada momento como lo que es: nuevo e irrepetible. Aunque los factores externos no varían demasiado, es el amor con que hace las cosas lo que da la novedad.

Un padre que vive reservándose para sí, sin emplearse a fondo en el hogar, no podría vivir en la fiesta, pues una característica básica del anfitrión es que se entrega a los convidados, pone en la mesa lo mejor de sus productos: el mejor vino, los más sabrosos platos, gasta lo que tiene con generosidad porque hay algo importante que celebrar y no tiene sentido seguir reservándose. Una fiesta es la “elegancia del espíritu” pues muestra esa pose interior que nos permite disfrutar de cada momento. El padre que transmite elegancia de espíritu invita a sus hijos a una experiencia crucial de la fiesta: la contemplación.

Los padres deben provocar que sus hijos se encuentren con las artes y el pensamiento. Una persona con capacidad de contemplación sabe, incluso, disfrutar mejor de una cerveza, de una conversación amable, de un gesto, de un trabajo bien desarrollado.
“Celebrar una fiesta” significa “pasar un buen día”, pero ¿Qué es un buen día? Acá entra en juego la concepción que cada uno tenga de hombre. Para algunos, un buen día será aquel en el que hemos tenido muchas oportunidades de amar, en que nos hemos realizado un poco más como personas.

“Un buen día” desde la cultura de la fiesta, no es aquel en el que sale bien, tenemos mucha suerte y no hay ningún problema, sino aquel día en el que, a pesar de los contratiempos y las dificultades, hemos luchado por hacer las cosas bien y más aún, “bienvenidas las contrariedades”, porque el día en que haya obstáculos será muy difícil aprender y crecer, y por lo tanto, también será muy valioso.

Estimados Padres, que esto sirva como reflexión acerca del amor hacia sus hijos y con su práctica, el triunfo de ellos llegará a ser su mayor felicidad.


Saludos a tod@s.

He encontrado este fragmento y lo he copiado, y por ello sigo manteniendo que lo más valioso de un padre SON LOS HIJOS, y aunque se me acuse de exceso de amor maternal, expreso QUE LA MAYOR FELICIDAD DE UN PADRE ES VER CRECER A SUS HIJOS SATISFECHOS DE SUS ACTOS, CONOCIENDO SU REALIDAD Y CRECIENDO CON UNA GRAN AUTOESTIMA, QUE ES LO QUE LES VA A HACER LUCHADORES, DEFENSORES, VALIENTES ... Y DEMOSTRAR LO QUE CADA UNO VALE.

QUERERSE ASIMISMO ES MUY IMPORTANTE EN EL DESARROLLO DE LAS PERSONAS, teniendo siempre presente, EL RESPETO, LA SOLIDARIDAD, LA HUMANIDAD, LA IGUALDAD, LA FRATERNIDAD... HACIA LOS DEMÁS.

SENTIRSE VALORADO Y QUERIDO ES VITAL EN EL CRECIMIENTO DE LOS INDIVIDUOS O CIUDADANOS Este sentimiento, que no es otro, que el de la esperanza, el apoyo y la confianza que está persona siente hacia él por parte de aqull@s otr@s que le están enseñando a ser mayor.

Por todo ello, opino que se debe tener cuidado con aquellos comentarios que podamos hacer sobre uno mismo y su entorno,cada persona es un mundo (un color), y lo que vale para un@s no vale para otr@s.
No debemos olvidar que nuestro jóvenes están creciendo, desarrollándose como personas del futuro, y nuestra actitud y comportamientos les marca.

Y como ya he dicho en varias ocasiones que, NUESTROS JÓVENES SON NUESTRO FUTURO, EL FUTURO DE ESPAÑA.

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